Inesperadamente, en un oasis luego del placer, me preguntaste sobre lo importante... Esa impredecible forma en que alguien trasciende las sensaciones del cuerpo y con la pureza que tiene lo bello, enciende en nosotros un fuego.
A veces quedo sin palabras y parecen eternos mis silencios...
Hace tiempo, cuando solo eras un presentimiento y nada más podía vislumbrar en letras tus pensamientos, mucho, pero mucho antes de que empaparas mi alma con esto que ahora siento, me hiciste la misma pregunta que también respondí, como ahora, con un silencio.
¿Como podría explicarte un sentimiento?
Hay sensaciones que enmudecen los labios y estallan bien dentro con la fuerza de una revelación que nos invade el cuerpo. Nacen ahí, donde tu dices, en lo profundo del corazón y son simples y nobles sentimientos que escapan de todo entendimiento.
Ahora, al caer de la tarde y en la soledad de tus brazos... te pienso. Te renuevo en mi mente con la piadosa aspiración de volver a tenerte. Tengo al fin la respuesta que antes remplazó un silencio que de ningún modo sosegó tu duda... en esos dos sublimes momentos.
No hay una división entre mi cuerpo y lo que tu has puesto en mi corazón. Es imposible separar tus labios y mis labios del beso que desde lo profundo de mi ser te doy. Desearte desde los impulsos incontenibles que nacen en el instinto del hombre que soy, es también desearte con la pureza que ahí puso Dios. ¿Como podría separarte en cuerpo y en alma... o entregarte mi cuerpo sin darte mi alma sin dejar de ser lo que por ti soy?
Todo tiene una razón, hasta este sentimiento que me nació el día que tu cuerpo de la nada se apareció. Tan seguro de esto que te digo estoy, que cuando el tiempo pase dejando sus marcas en la piel y en los huesos de los dos, te seguiré queriendo... con la misma fuerza que te quiero hoy.
La respuesta es simple... Es por amor, sólo... por amor.
A veces quedo sin palabras y parecen eternos mis silencios...
Hace tiempo, cuando solo eras un presentimiento y nada más podía vislumbrar en letras tus pensamientos, mucho, pero mucho antes de que empaparas mi alma con esto que ahora siento, me hiciste la misma pregunta que también respondí, como ahora, con un silencio.
¿Como podría explicarte un sentimiento?
Hay sensaciones que enmudecen los labios y estallan bien dentro con la fuerza de una revelación que nos invade el cuerpo. Nacen ahí, donde tu dices, en lo profundo del corazón y son simples y nobles sentimientos que escapan de todo entendimiento.
Ahora, al caer de la tarde y en la soledad de tus brazos... te pienso. Te renuevo en mi mente con la piadosa aspiración de volver a tenerte. Tengo al fin la respuesta que antes remplazó un silencio que de ningún modo sosegó tu duda... en esos dos sublimes momentos.
No hay una división entre mi cuerpo y lo que tu has puesto en mi corazón. Es imposible separar tus labios y mis labios del beso que desde lo profundo de mi ser te doy. Desearte desde los impulsos incontenibles que nacen en el instinto del hombre que soy, es también desearte con la pureza que ahí puso Dios. ¿Como podría separarte en cuerpo y en alma... o entregarte mi cuerpo sin darte mi alma sin dejar de ser lo que por ti soy?
Todo tiene una razón, hasta este sentimiento que me nació el día que tu cuerpo de la nada se apareció. Tan seguro de esto que te digo estoy, que cuando el tiempo pase dejando sus marcas en la piel y en los huesos de los dos, te seguiré queriendo... con la misma fuerza que te quiero hoy.
La respuesta es simple... Es por amor, sólo... por amor.
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